miércoles, 16 de noviembre de 2011

Se manchó la pelota ¿Cuál es el límite?

Desde este medio, somos críticos de las actuaciones de los hombres de negro, pero eso no facilita la forma de hacer “justicia” por los malos arbitrajes. La violencia, no conlleva a lo verdadero cuando es impulsada por la pasión y en donde, la razón es espectadora y no partícipe de la misma. Por ende, repudiamos lo sucedido en los campos de juego, en este caso, en la zona sur de nuestro Partido.

Sabemos, que el fútbol es una de las pocas formas que quedan de decir “somos nosotros”: es una de las pocas formas de lógica de conjunto que todavía intentan ganar la pulseada a la lógica individualista. Se puede usar metáforas bélicas, “esto es una guerra”, o metáforas biológicas, “las barras bravas son una enfermedad”, pero no se trata ni de una guerra ni de una enfermedad. Se trata de un juego y un deporte. Ezequiel Fernández Moores dice que “el fútbol es demasiado deporte para ser sólo un negocio, y el negocio es demasiado importante para que el fútbol sea solamente un deporte”.

Por estas razones, la violencia en el mundo del deporte cada vez parece estar más presente, pero donde esta más manifiesta es en el deporte rey, el fútbol. Cada vez tendrán más importancia los estudios sobre el fútbol como fenómeno social, como el más operante mecanismo de participación de masas, a manera de religión pagana dedicada a la exaltación de los dioses de la derrota y la victoria.

El fútbol es a la vez válvula de escape de estas furias abstractas y concretas y vertedero de tan malos humores, de ahí la peligrosidad de esta nueva religión. Pero con toda su violencia, que tan filisteamente escandaliza, la religión futbolística todavía no ha alcanzado las cotas de violencia histórica provocada por los integrismos religiosos, políticos, sociales o culturales.

Hay que vigilar esa “pelota” de cerca, pero no demonizarla. El D10S fútbol, manifestó hace 10 años que “la pelota no se mancha”. De hecho, esa pelota se mueve mediante patadas que vienen de más allá de los límites éticos del estadio de fútbol.

sangretricolor.blogspot.com

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