martes, 29 de noviembre de 2011

El más campeón de los campeones

El Tricolor de Santa Teresita se despidió del certamen con una goleada ante el naranja de Mar del Tuyú. Escola y Santana, con dos tantos cada uno, se consagraron goleadores del certamen y Aguirre y Rinaldi (ingreso a falta de 20´ del final) terminaron con la valla menos goleada (10 goles). El 5 a 0 final, lo convirtió Maldonado.


El fútbol es también un reflejo de esos sonidos que nacen del sentimiento. ­¡Vaya si lo es! Un campeón, este CADU campeón, entonces, no debe ni puede depender de un partido, aunque haya sido el partido de su coronación, para trazar su imagen. Porque a la verdad del análisis se le cruzan en abierto desafío las verdades del corazón. O la rebelión de la pasión. Y el juego se transforma en una mueca de la fiesta.

Apenas el juego es un formulismo que se usa como trampolín para despedir uno y millones de gritos. Y así, afinados o desafinados, se entona el más venerable de todos los himnos, el himno del campeón. ¿Y quién se acuerda del juego? Al cabo, el fútbol, en estos casos, pasa a ser una simple y rotunda consecuencia del contorno. Del sonoro e inigualable contorno. Y el CADU campeón se sometió a eso. ¡­No tuvo forma de evadirse! Ni pudo ni supo, porque fue campeón antes, con su formidable campaña.

En la última presentación, la pelota casi pasó inadvertida. Quedó el espacio para los reconocimientos individuales. La jerarquía y madurez del joven Maurín. Los aislados atrevimientos de González. La pureza técnica de Santana. Los gritos de gol de Escola. Y el inmenso espíritu solidario de Cladakis y Niggli. Más las tapadas de Aguirre. Mar del Tuyú, expuso la inconsistencia de su funcionamiento colectivo.

Pues, los méritos para ganar el campeonato el Tricolor, los acumuló en muchos partidos antes que este último. En tiempo de repaso, al conjunto de Argüelles, le sobraron recursos para superar a la modesta competencia. Privilegió el orden táctico, pese a las vacilaciones del comienzo. Resistente atrás, bastante ágil en el medio y sumamente eficaz para definir. Una receta sencilla, carente de enigmas tácticos. El Tricolor 2011, se armó velozmente con conceptos básicos (la solidaridad es un rasgo a elogiar) y respaldado en los triunfos seguidos. A mayor cantidad de puntos, mayor sostén psicológico. Confianza en lo que puede y sabe. Pero no es el comienzo de una etapa. Un detalle para no obviar ni dejar escapar frente a tanto exitismo barato.

Sin duas, las emociones no se miden por eso, nada más. A la gloria la alimentan los goles, las jugadas, el brillo individual al servicio del conjunto. Defensores Unidos tuvo algo de eso. Y es un campeón con todas las letras. Un ganador incuestionable e indiscutible. Salud Tricolor. Salud por siempre…


sangretricolor.blogspot.com

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