¿Cómo llegaste al club?Llegué cuando conocí a Alfredo Iriart. Él era el capataz de la compañía Teti que presentaba un equipo de fútbol donde yo jugaba. Disputé unos partidos amistosos y luego me plegué a ellos.
De esa manera, tán sencilla, Machado se unió al incipiente Club. "En un principio se hacían los campeonatos en la cancha de la E.N.E.T. pero requería de una remodelación que emprendimos con Mario Machado, Marcos Medina (p), Ceferino Olivera y el “chino” Olivera. Le pusimos el alambrado y, junto a Juan Teiseira, hicimos y colocamos los arcos. En ese entonces era cuestión de solucionar problemas que se nos presentaban continuamente, a tal punto que muchas veces teníamos que sacar el agua de la cancha con secadores de mano para que no se suspendieran los torneos".
¿Cómo te nombraron director técnico?
Me hice cargo del equipo juvenil porque Alfredo Iriart estaba en la parte organizativa y no podía hacer las dos cosas. Entonces en un partido en la cancha de Social Santa Teresita me lo propuso y dije que sí. Me presentaron al equipo que era un grupo joven que cada uno hacía lo que quería porque eran chicos que no habían tenido disciplina.
Eran difíciles porque no estaban acostumbrados. Todos los martes hacíamos reuniones en el Sammer para que se saquen las broncas, se decían lo que se tenían que decir porque en la cancha discutían y se peleaban. De esta manera se comenzó a formar un grupo fuerte que no se podía romper muy fácil. Igualmente entrenábamos dos días a la semana en la cancha de la E.N.E.T. pero había jugadores que prácticamente se escondían, ni siquiera iban.
Les dije a los muchachos que nosotros éramos el punto y ellos la banca. Que pusiéramos todo, porque podíamos, teníamos la juventud y el fuego sagrado. Los chicos demostraron querer la camiseta, jugamos un partido de igual a igual y a ellos le molestó mucho.
¿En la final, el Núcleo Juvenil fue superior? Llegaron rápido al 2 a 0 y se desmoralizaron, se dejaron estar. Para ellos, habían cumplido, con haber llegado a una final. Eramos un rejuntado que logró un subcampeonato, sentí orgullo y placer por haber logrado el primer trofeo para el C.A.D.U.
Sí, se unieron el juvenil con el mayor y el club participó de la Liga de La Costa que, precisamente, se inauguraba ese mismo año. Recuerdo que entrenábamos en el camping Estancia el Carmen y luego en el Splash; y durante tanto movimiento hicimos un entrenamiento en la plaza de los bomberos que finalizó en la comisería porque fuimos todos presos. En realidad fui yo como responsable y al rato me soltaron.
Nos costó mucho porque no teníamos botines, camisetas, nada. Hoy en día los jugadores tienen de todo. En mi época los muchachos tenían que lavar su propia camiseta que generalmente se compraban con el esfuerzo de todos los que trabajaban en el club.
Porque juntamos juveniles con mayores y hasta que se acoplaron éramos un desastre. Cuando uno agarraba la pelota hacía lo que quería, eran muy individualistas.
¿Ese año se comenzó a escribir la historia del superclásico?.
Sí, pero todavía no era clásico porque estaban el Núcleo Juvenil y el C.H.I.A.; y además ellos se creían superiores ya que venían de hacer una buena campaña en una liga importante como la de Dolores.
¿Porqué te alejaste de la dirección técnica?
Dejé en 1982. En ese momento estaba en dupla con Esnauz y por tener distintos puntos de vista me alejé de la dirección técnica. Igualmente seguí ligado a la institución ocupando cargos en la comisión directiva. Dejé un balance positivo como Técnico, un subcampeonato y obtuve el Torneo Relámpago de 1981.
¿Cúal?
Lo que pasa que nadie se acuerda de ese título. Se hizo un cuadrangular antes del comienzo de Liga y lo ganamos. Fue una gran alegría, la más importante como Técnico y el primer trofeo de Campeón de la Institución.
* Entrevista realizada por Gonzalo Niggli en 2002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario