miércoles, 15 de agosto de 2007

Fútbol y Literatura: El Domingo

Los domingos los fanáticos van al templo
porque la misa del fútbol los espera
con la globa en el círculo central como ostia terrenal.
Rodolfo Braceli

_ ¿Sabes cual es la hora y el día más depresivo de la semana?
_ No, no sé.
_ Pero mira que está comprobado, las estadísticas...
_ Bueno, dale, decirme cual y listo.
_ El domingo a las 19:00 hs. es el momento en que se registran más suicidios

y por lo tanto, es el más depresivo.

Éste diálogo lo establecieron una chica y un muchacho que hacía poco que se conocían pero que, a pesar del escaso tiempo, tenían buena onda.

Se conocieron en Mar del Plata durante un cumpleaños de un amigo en común que canjeo el clásico festejo por una espectacular fiesta de disfraces. Él se apareció rebelde, con barba y pelo largo (todo natural) disfrazado de "Che" Guevara. Ella, aparentemente vergonzosa, decidió participar de la fiesta tal cual era, sin disfraz. Rápidamente recibió las quejas de los jueces del bailongo y la obligaron a cambiarse. Los verdugos se ampararon en la regla número 1 donde les demandaba a todos los integrantes de la reunión acudir disfrazados. A ella no le quedó otra y accedió al pedido.

Encontró en el ropero de la casa un pantalón corto, el "Che" le prestó una casaca de la selección de Nigeria, el anfitrión le cedió los botines mágicos de papi-fútbol, se pintó la cara de negro y se convirtió en Okocha, el famoso jugador de las águilas verdes. La pasaron bien, bailaron, se divirtieron, se fumaron un habano, hablaron y, sobre todas las cosas, se conocieron.

Corrieron los días y no se volvieron a ver pero el "Che" pensaba en ella y la "Nigeriana" pensaba en él. Un mes después, un domingo, se encontraron en una salida de amigos. Comieron pizza, tomaron un vino espumante, hablaron y escucharon Rolling Stone en un bar donde una banda los imitaba casi a la perfección. Se miraron, se rieron, se volvieron a conocer.

Él averiguó que ella había nacido el 5 de marzo de 1983, que se llama Ana Felisa, que es de Necochea, que es reservada pero no tímida, que es de Boca aunque el fútbol no le gusta, que no toma cerveza, que odia la marcha, que es simpática, casi angelical y que es una buena mina pero insegura.

Ella se enteró que él es cinco años mayor porque vino al mundo el 24 de febrero de 1978, que se llama Román, que nació en Dolores pero que vive en Santa Teresita, que no toma mate, que siente lo mismo por la marcha, que tiene como cerebro a una pelota de fútbol, que ama a su familia como a nada en el mundo pero que tiene un lugar reservado, para ella, en el corazón.

Era domingo y pasaron toda la tarde juntos. Hablaron, se divirtieron, se seguían conociendo. A las cinco de la tarde se despidieron. Él le pidió un beso, un buen beso, para coronar una tarde fantástico. Ella le dijo que no, que recién se conocían y que necesitaba más tiempo. El intentó entenderla, quiso comprenderla.

FINAL

Se fue a su casa, prendió la radio y se enteró que Estudiantes había perdido. En ese domingo nada le había salido bien, nada, como él quería. A las 20:00 hs. llegó su hermano a la vivienda y apenas entró comenzó a gritar: ¿Qué mierda pasó? ¿Qué hiciste boludo?

Las agujas del reloj estaban clavadas en las 19:00 hs y él, para engrosar las estadísticas, se había suicidado.

FINAL VERDADERO

Regresó a su casa pensando, solo, el momento vivido. Las 12 cuadras que separaban sus residencias se transformaron en cien; el viaje se le hizo larguísimo. Recordó que minutos antes, él le había dicho que ir a una cancha de fútbol, si es la del pincha mejor, te hace click la cabeza. Que una vez que vas querés volver para siempre, te obsesionas, te enamoras. Ella le demostró que un "no" puede llegar a tener casi los mismo efectos.

Apenas llegó prendió la radio, escuchó que su equipo había perdido pero no le importó. Su cerebro de pelota había cambiado su forma por el rostro de ella. Después de un instante siguió viaje y fue al departamento de un amigo. Tenía la intensión de contarle todo lo que le pasó pero no se animó porque había gente extraña. Mientras comían torta de ricota miraban fútbol de primera pero él tenía un sorpresivo desgano. El programa dura dos horas pero el "Che" estuvo frente al televisor apenas 20 minutos. Ni siquiera esperó el turno de Estudiantes.

Era domingo, las 22:30 hs. Reflexionó que para jugar al fútbol no necesitas huevos, para pedirle un beso a una mujer, quizás, pero para suicidarte si, y mucho, mucho huevo. Y a él, aunque todo salió mal, le faltan huevos, es un cobarde y está chocho de contento de que así sea.

FINAL VERDADERO, DE VERDAD.

Se despidió y sin perder tiempo enfiló para su casa. Faltaban unos pocos minutos para que Estudiantes enfrente a Boca en el clásico del domingo. Recorrió las cuadras corriendo a mil y en cada bar se fijaba si el encuentro había comenzado. No se quedaba porque él prefiere escuchar los partidos por radio porque le resulta más emocionante y se puede jugar un poco con la imaginación.

Los domingos para él son los mejores días. Se levanta, como en familia, a la tarde juega a la pelota con sus amigos, escucha el partido por radio y a la noche mira los goles de la fecha en fútbol de primera.

El pincha ganó y el momento vivido un par de horas antes ya era cosa del pasado. Esa misma noche, mirando el techo, juró amar para siempre a una mujer. No importa si es gorda o flaca, si es vieja o joven, si es nueva o está gastada o si está rota o sana. Juró amor eterno y fidelidad a la mujer que nunca te dice que no, a la más perfecta del mundo, "la pelota".

Marcos Niggli “Blancos contra Negros” 2003

Matías Schenón para sangretricolor.blogspot.com

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