jueves, 19 de mayo de 2011

Las Bocas del Tiempo...

Club Atlético Defensores Unidos 1979 - 2011

Los más altos placeres son inherentes a proponerse una perfección y perseguirla. Pues, las existencias vegetativas no tienen biografía: en la historia de la sociedad solo vive el que deja rastros en las cosas o en los espíritus. En el mundo del fútbol, muchos nacen, pocos viven y hay que saberlo, no ha vivido más el que cuenta más años, sino el que ha sentido mejor un ideal.

El Club Atlético Defensores Unidos, hoy, celebra el 32 aniversario de su fundación, cuando un puñado de solitarios admiradores del fútbol en 1979, buscaron su gloria personal en los torneos relámpagos en los campos del tuyú. Fue poco y mucho el aporte de aquellos tiempos, en donde un juego de camisetas que los identificara y dos balones a cuestas, avalaban la existencia de un nuevo “equipo” en el campo de juego.

Pero, aquellos jugadores-técnicos-dirigentes no se quedaron con el simple hecho de participar y desaparecer, y su pensamiento fue más allá de 90 minutos de juego y apareció el esfuerzo como ideal. “Sin coraje no hay honor” manifestó José Ingenieros, en donde todas sus formas implican dignidad y virtud. Sin sede social y sin campo de juego, estos hombres austeros ascendieron al club por la escalinata de las virtudes.

Así fue que, sin logros deportivos, ya que el equipo ostentaba en los últimos puestos de la tabla, proyectaron en la 36 y 10, la sede y el gimnasio. Y luego, fueron por la gloria deportiva. En donde el amor propio, útil en los hombres que sirven un ideal, cristalizó la dignidad y la gloria, que es más difícil que el éxito pero más meritoria. Raúl Vallejos, técnico de aquel joven equipo, le dio al tricolor la primera estrella de su historia, ganando la liga en 1988. Merecido o no, “el éxito es el alcohol de los que combaten”. La primera vez embriaga y después se convierte en imprescindible necesidad.

Y ahí, el CADU equivocó su camino y sin rumbo, vagó en el fútbol dolorense, en el cual, el equipo y los dirigentes no estaban capacitados aún para afrontar manejos de hombres-empresarios del fútbol pampa. En donde, el injurioso, cobarde por cierto, esta seguro de la impunidad aunque no afirma pero insinúa o cómo diría Shakespeare “el hereje no es el que arde en la hoguera, sino el que la enciende” Pues, con el portazo dolorense, el Tricolor y las demás instituciones de La Costa, sembraron nuevamente la gramilla en los campos locales y el equipo de Rubén Velázquez, en 1994 cosechó el segundo campeonato y sería el comienzo de una nueva era: “la década dorada”.

En la segunda etapa costera, Defensores Unidos, ya no era el equipo vencido sino por el contrario, se convirtió en el equipo a vencer. Pues, con excelentes jugadores y con una conducta intachable del técnico y de los dirigentes, se alzó una y otra vez al podio del triunfo. Consiguiendo, de esta manera, el respeto de admiradores y detractores, con la firmeza de sus convicciones. Por tanto, la inauguración del polideportivo en 1999, derramó lágrimas y emoción a los hombres que vieron nacer al tricolor y a los hombres que se fueron sumando a este ideal materializado en la vida social de Santa Teresita.

Con campo de juego propio y con un equipo estructurado, hizo historia en la dificultosa liga de Madariaga y ganó 4 títulos en 5 años de competencia, obteniendo así, el pasaporte a los torneos regionales de AFA, que, sin dudas, el lo más importante que puede aspirar en competitividad un club del interior.

Cómo la gloria y el éxito son el mejor lubricante del corazón y el fracaso es su más deleznable corrosivo a pesar que, algún poeta melancólico escribió que es hermoso vivir de los recuerdos: frase absurda. Pues, como fracasar equivale a agonizar, los dirigentes en el 2006 apuntalaron a Manuel Argüelles como técnico y el Tricolor volvió a los primeros planos después de un triste 2005 en donde por primera vez en su historia fue último de un certamen en Primera División.

Hoy, después de 32 años de vida, de gloria, de garra y de corazón, el Tricolor tiene en sus vitrinas 19 campeonatos y 5 participaciones en el fútbol grande de la Argentina. Pues, cambió en este lapso, la calle de arena por un campo de juego, el colectivo de reuniones por la sede social y sobre todo, el respeto y la dignidad de una institución modelo en el partido de La Costa.

Sin dudas, este relato está dedicado a todos los hombres y mujeres que trabajaron arduamente desde su comienzo para convertir un sueño en realidad y que muchas de ellos, a través del tiempo, fueron olvidados y nunca reconocidos. Los que hacemos SANGRE TRICOLOR, le agradecemos su empeño y su fuerza de convicción, para que hoy, el Club Atlético Defensores Unidos, sea justamente el CADU.

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