miércoles, 21 de octubre de 2009

"Antes era difícil salir campeón" Ariel Huck


El “flaco” Huck jugo 23 partidos en la valla Tricolor y se consagró campeón en 1994, luego de atajar dos penales en la final ante San Bernardo. Y en este torbellino de recuerdos dijo “cuando se logro el campeonato, fue emocionante y ver las caritas de los pibes me producía alegría y satisfacción”. Ariel, fue sin dudas, uno de los mejores porteros que se vieron en el fútbol de La Costa pero se lo vio poco tiempo en las canchas “dejé el fútbol a los 25 años porque no sentía entusiasmo por entrenar, y había perdido esa chispa del jugador.”


¿En que año llegaste al Club?

“Tito” Peluzo me descubre en el C.H.I.A y llego cuando se disuelve el Núcleo Juvenil.


¿Cuál fue el mejor técnico que tuviste?

Esnauz fue uno de los mejores técnicos que tuve, muy buena persona, formó un buen equipo competitivo.


¿Cómo era jugar en la Liga de Dolores?

Muy difícil jugar, se entrenaba, pero era todo muy difícil. No había entrenamiento como es ahora pero si sentimiento y se jugaba por la camiseta.


¿Crees que el CADU hizo una aceptable campaña jugando en los campos de Dolores?

No hicimos mala campaña. Se gano y se perdió como en todos lados


¿Cuál fue el equipo más difícil de aquella época?

El Cosme Argerich, armó un equipazo para salir campeón y puso mucha plata en jugadores: trajo a Abel Herrera de Estudiantes, tres más de Gimnasia de La Plata y el arquero suplente de Quilmes. El C..A.D.U., fue el único equipo que el gano, nos tuvieron en el arco todo el partido y un solo contraataque, gol de Cecilio Domínguez.


¿Recordás en que año fue?

En 1992. Esnauz nos dijo en el entretiempo “aguantemos como podamos, una nos va a queda y el partido es nuestro”.


¿Quién era el mejor jugador del CADU por ese entonces?

Cecilio Domínguez tocaba una por partido pero era gol, definía muy bien pero el “uruguayo” Machado era el distinto. Ese día, después de terminado el partido, Abel Herrera, me dijo “pibe vos estás para otra cosa más importante”.


¿Tuviste una buena actuación esa tarde?

Fue uno de mis mejores partidos de mi carrera y ese día, Julio Sosa (ex arquero campeón del CADU ‘88), me llevó al Paraguay para jugar en el Sol de América.


¿Y cómo te fue en tierras guaraní?

Estuve seis meses y me volví porque no me pude adaptar. Ellos entraban al vestuario y hablaban su lengua y yo quedaba a un lado. Fue duro y no aguanté más allá que con el técnico tuviera buena relación.


¿Contale a la gente a donde entrenaba el plantel y en que condiciones?

Entrenábamos en la ENET, había solamente tres focos sobre el lateral y ahí corríamos. Por falta de infraestructura no se lograban los resultados.


¿Vos crees que el Club no ganaba campeonatos por no tener a donde jugar de local?

Y se hacía difícil pasear por todas las canchas. Ahora tienen un predio donde uno se entrena, se puede bañar y el domingo jugar de local. Es una ventaja que antes no teníamos los jugadores del Club.


¿Sin dudas que fue un gran esfuerzo de los dirigentes?

Los dirigentes hacían mucho por nosotros, apoyaron al grupo siempre y todo se hacía a pulmón. Alfredo Iriart era el corazón del CADU.


¿Por qué te fuiste del CADU en 1993?

Me fui porque tuve un malentendido con Raúl Vallejos y decidí irme, nuevamente al Núcleo.


¿Jugar con tu ex club fue especial?

Cuando enfrente al C.A.D.U, todos los jugadores me saludaron y eso es reconfortante. Le atajé un disparo al “toto” Vega que iba al ángulo, volé de palo a palo.


¿Qué características tenías como portero?

Era un arquero tranquilo y volador. Iba a divertirme pero a ganar, el resultado no cambiaba mi forma de jugar.


¿Tenías cábalas?

Tenía una cábala antes de jugar, que era fumarme un cigarrillo. Daniel Niggli, venía al vestuario, me retiraba y me daba un cigarrillo, eso no me lo olvidaré jamás.


Suena contradictorio que un deportista fume antes de jugar ¿Vos que crees?

En esa época el fútbol era así, seguramente conoces la historia del bidón verde que en vez de tener agua siempre contenía vino o cerveza.


¿Y hasta cuando circulo el bidón verde en los vestuarios?

Cuando llego Velásquez en 1994 se cambiaron muchas cosas pero de a poquito, fue haciéndose del fútbol un poco más profesional.


De todas maneras sufrieron varias goleadas en Dolores con la dirección técnica del “cabezón” ¿Por qué?

Hicimos buena campaña. Me refiero que al enfrentar a equipos como Ever Ready o Independiente, en donde le jugábamos de igual a igual. Además, el fútbol de la Costa, por ese entonces, era inferior al de Dolores.


Ese año ganaron un gran campeonato por las vías de los penales… (me interrumpe)

Un recuerdo hermoso, cuando íbamos camino a Mar de Ajó, le dije a Gastón Niggli, “ustedes métanla que yo atajo dos penales”.


¿Qué expectativas tenían para ese campeonato?

El plantel era muy joven, borraron la resaca y subieron a muchos pibes. A partir de ese campeonato, se formo la base para los triunfos siguientes, marco una nueva etapa.


¿No eran favoritos en esa final?

Siempre digo, somos 11 contra 11 y nunca me creo inferior. Salimos a divertirnos pero con mentalidad ganadora. Velásquez te inculcaba solo la palabra “ganar” y mal no nos fue.


¿Qué sentiste cuando atajaste el último penal?

Cuando se logro el campeonato, fue emocionante. Ver las caritas de los pibes ¡algunos tenían 14 o 15 años! me producía alegría y satisfacción.


¿Cuál fue el delantero más difícil que enfrentaste?

El “toto” Vega, fue el mejor delantero que vi jugar. Tanto de compañero o cuando lo enfrente, me parecía extraordinario.


Al año siguiente con la misma base perdieron la final... (otra vez me interrumpe)

No sentí desolación por haber perdido esa final, era un equipo que venía de campeonar y que llego a otra final. Este grupo daba para más pero no sentí fracaso.


¿Nunca se tiene un buen recuerdo de las finales perdidas o sí?

Ese torneo, saqué la valla menos vencida, fue uno de mis mejores años. Lo recuerdo con alegría.


¿Por qué colgaste los guantes tan joven?

Dejé el fútbol a los 25 años porque no sentía entusiasmo por entrenar, ya había perdido esa chispa del jugador. Pero ahora me arrepiento. Recuerdo que Jorge Fernández hizo lo imposible para que siga, hasta cambio el horario de los entrenamientos, a la mañana, con el “negro” Leiva, fui dos semanas y dije basta.


sangretricolor.blogspot.com

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